domingo, 26 de octubre de 2008

La filosofía: un mismo coloquio en variada geografía

IMANUEL KANT Y PARAMENIDES. El exitoso IX Coloquio Bariloche de Filosofía reunió este año, entre sus 300 asistentes, al filósofo norteamericano Robert Brandom y a Alexander Mourelatos, tal vez el más reconocido lector del Poema de Parménides en la actualidad.


El mundo de la filosofía académica –si puede resumirse en un único "mundo", incluso para referirse sólo a su vertiente profesional-universitaria– tiene su sede en los claustros, pero se expande con periodicidad vertiginosa en cartografías dictadas por el deber y por el placer. El deber de comunicar la propia "producción de conocimiento" a los especialistas y discutir hipótesis entre pares y, de ser posible, entre los más entendidos en cada materia (así, se supone, ha de progresar la ciencia). Y el placer de dejar por un momento la personal obsesión, o al menos ponerla un rato en manos de otros, sometidos sus resultados "científicos" al escrutinio de los demás.

Parece ser importante también que la geografía de estos encuentros sea variada y, en ocasiones, exótica. Esto es algo sobre lo que casi nadie –el escritor David Lodge es reconocible excepción– habla abiertamente. Sin embargo, desde el punto de vista de las universidades en la periferia, es evidente que la curiosidad que inspira un sitio alejado de las metrópolis del saber propicia, a menudo, la visita de autoridades filosóficas metropolitanas que de otro modo jamás llegarían a debatir con sus colegas argentinos, brasileños, colombianos, peruanos o chilenos.

El exitoso IX Coloquio Bariloche de Filosofía reunió este año, entre sus 300 asistentes, al filósofo norteamericano Robert Brandom (especialista en filosofía del lenguaje) y a Alexander Mourelatos, tal vez el más reconocido lector del Poema de Parménides en la actualidad. El francés Frédéric Gros participó en Chile, el mes pasado, de un coloquio que organizó la Universidad Diego Portales sobre Foucault y la biopolítica. Uno de los más conocidos y originales expertos en Platón, Thomas Szlézak, disertará en los próximos días en Lima, Perú. Thomas Pangle, quien ha difundido con gran sutileza el pensamiento de Leo Strauss, participó días pasados en Buenos Aires de un coloquio sobre Strauss y Carl Schmitt. Y el medievalista Klaus Reinhardt, en el II Congreso Internacional Cusano de Latinoamérica. El año que viene, un profesor de la Universidad Luterana de Brasil, Valério Rohden, reunirá en Florianópolis a uno de los clubes filosóficos más exclusivos del mundo, formado por los traductores de la Crítica de la razón pura. Traductores de Kant al noruego, al español, al francés, al italiano, al portugués y al inglés americano. En abril, en Natal, sobre las increíbles playas del nordeste brasileño, se celebrará el III Coloquio Internacional de Metafísica.

La expectativa de un paisaje desconocido y anhelado también abre la mente y permite pensar mejor, con mayor lucidez. La cuestión es, como en casi todas las cosas de la vida, hallar el justo medio entre la amplitud de miras y la dispersión completa, y posterior huida en masa de los simposiantes hacia las fuentes naturales –no culturales– del placer. La helenista María das Graças de Moraes Augusto, de la Universidad Federal de Río de Janeiro, encontró la forma de sortear esta tensión al situar su valioso coloquio anual sobre la República de Platón en el Parque Nacional de Itatiaia, paraíso ubicado en el límite entre Río de Janeiro y Minas Gerais. A suficiente cantidad de kilómetros de Copacabana como para lograr concentrar a los platonistas en Platón.





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