viernes, 5 de diciembre de 2008

El "etnólogo filósofo"

Por: Sabine Glaubitz, para Revista Ñ

LAS OBRAS DECISIVAS del estructuralismo, en las que Lévi Strauss intenta comprender cómo funciona el espíritu humano y cómo son las estructuras mentales y cognitivas, surgieron en los años 60 con El pensamiento salvaje, El origen de las maneras en la mesa y Lo crudo y lo cocido.


"Me convertí en antropólogo huyendo de la filosofía", dijo en cierta ocasión Claude Lévi-Strauss, y sin embargo el etnólogo francés de fama mundial, que cumple 100 años, es para muchos más bien un filósofo.

Desde hace más de medio siglo, este hombre discreto se posiciona en los debates culturales actuales. Dotó de un nuevo significado los conceptos de "raza", "cultura" y "evolución" y ya hace décadas que hizo de la diversidad cultural un factor esencial de la cohesión social y de la paz, una teoría que en el contexto de la globalización gana cada vez más relevancia. Es por ello que la prensa celebra a este científico como el "etnólogo filósofo" de su época.

También la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), con sede en París, celebra a Lévi-Strauss "como uno de los grandes intelectuales del siglo XX".

Una imagen que ya se fue gestando en los año 50 con la publicación de su bestseller Tristes trópicos. Un recuento científico que recorre Brasil y que los medios ensalzaron como "gran libro de la sabiduría". Este compendio de estudios ya advertía de la extinción de culturas "primitivas" amenazadas por el avance de la civilización. En momentos en el que el término "avance" todavía era una palabra mágica de connotación positiva el científico se convirtió en un pesimista sobre la cultura y en agorero de los que creían ciegamente en el avance.

Pero Tristes trópicos no sólo fue una crítica a la sociedad. Con este libro también se distanció más de su oficio original, pues después de todo el etnólogo era un "enviado" de esa civilización destructora cuya expansión llega a todos los rincones del planeta.

En este papel no quería verse Lévi-Strauss. "Odio viajar", dijo, y se centró con ahínco en escribir, algo que muchos de sus colegas le reprocharon. Le cuestionaron sus análisis por estar elaborados con material de segunda mano y dudaron de sus conclusiones sobre sociedades, mitos y las estructuras de pensamiento en las que se basan.

Lévi-Strauss analizó toneladas de material de investigación y elaboró un nuevo método de investigación antropológica: el estructuralismo. Las obras decisivas de este estructuralismo, que intenta comprender cómo funciona el espíritu humano y cómo son las estructuras mentales y cognitivas, surgieron en los años 60 con El pensamiento salvaje, El origen de las maneras en la mesa y Lo crudo y lo cocido.

Con su lógica rigurosa y clasificadora, el científico demostró que los sistemas sociales y familiares de los pueblos ancestrales a menudo eran más complejos y sutiles que los nuestros, lo que escandalizó a muchos etnólogos. Pues hasta Lévi-Strauss, los "primitivos" eran considerados pueblos con formas de pensar arcaicas, sin escritura y sin máquinas.

Para él no hay ninguna raza que intelectualmente sea superior o inferior. Cada grupo étnico de la humanidad tiene su especificidad con la que ha contribuido a un legado común.

Nacido en Bruselas en 1908, este hijo de un pintor relató que recaló en la etnología porque era malo en filosofía, estudio que cursó junto a los de derecho y sociología en la Sorbona de París.

Fuente: DPA


domingo, 23 de noviembre de 2008

Homenaje a Víctor Massuh





UN INTELECTUAL GENEROSO. Massuh concebía al filósofo como alguien llamado a encontrar, en un mundo que se desintegra, nuevas experiencias de la verdad, del bien, de la belleza y de lo sagrado.

Con motivo del reciente fallecimiento de filósofo tucumano Víctor Massuh, el suplemento La Gaceta Literaria, principal diario de la provincia, en su última edición homenajea al pensador, con quien mantuvo una estrecha relación desde sus inicios, en una serie de artículos destacados a continuación.

Un Pensador presente

Por Santiago Kovadloff

Acerca de 1949 y una amistad de seis décadas

Por Daniel Alberto Dessein

El filósofo, Tucumán y un remolino de recuerdos

Por María Eugenia Valentié

Tucumán, huellas de una utopía

Este artículo forma parte de una serie de apuntes autobiográficos que el filósofo publicó en LA GACETA Literaria en 2006. 

A la búsqueda de lo auténtico

Por Lucía Piossek Prebisch

Nuestro aporte filosófico mayor

Por Abel Posse

El ros­tro que­bra­do del hom­bre

Víctor Massuh, 1924-2008. Este artículo fue publicado por el pensador tucumano en estas columnas, el 18 de diciembre de 1950.






miércoles, 19 de noviembre de 2008

Murió en Buenos Aires el filósofo Víctor Massuh


El filósofo tucumano Víctor Massuh murió ayer a los 84 años en la ciudad de Buenos Aires, donderesidía. Sus restos fueron velados en su domicilio, y serán inhumados hoy en el cementerio Jardín de la Paz, en Pilar. La comunidad intelectual de Tucumán quedó conmovida por la noticia del deceso del ensayista, diplomático y colaborador permanente de LA GACETA Literaria.


Massuh había nacido el 25 de febrero de 1924 en San Miguel de Tucumán; había estudiado en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNT, donde también se doctoró. Ejerció la docencia en numerosas universidades argentinas; fue miembro de numerosas academias y desarrolló una vasta obra filosófica. También cubrió funciones diplomáticas, como la de embajador de la Argentina ante la UNESCO. Al margen de su destacada trayectoria intelectual, fue, según sus amigos, un tucumano que siempre volvía a su provincia y que privilegiaba la amistad por sobre todas las cosas.

La Gaceta

lunes, 17 de noviembre de 2008

Sin prisa y con pausa

Cada cual pasa a lo suyo, y yo, que los veo por la ventana del café sin saber qué es lo mío, ni si algo lo es, me pregunto cómo sé que aquello a lo que cada cual va es precisamente lo suyo y no lo de cualquiera. La pregunta viene a cuento de que ese modo de ir parece determinar cómo va el mundo, el que iría de muy otra manera si cada cual no fuera tan metido en su pellejo.

La primera señal de que cada uno va muy a lo suyo es la premura con que va. Las más veces lo que se nota es el apuro de su marcha, pero en ocasiones se trata de un apremio que le contrae el gesto, asemejándolo al de quien camina contra el viento.

La segunda señal de que a cada uno lo empujan asuntos propios es que casi no hay transeúnte que no vaya agarrado a cierto avío -una carpeta, una bolsa de compras, un portafolio-en el que lleva sus cosas, la materia de sus intereses, la parte, en fin, que le toca en los negocios del mundo. Ese transporte de la particularidad es visible aun cuando no se lleva nada en las manos, cuando lo único que la manifiesta es el visaje esforzado de quien corre por su necesidad.

Pero la señal más clara, para mí, de que cada cual atiende su juego sin tener ojos para nada más, es que yo mismo, sin cartas que barajar ni tratos que componer, veo muy bien el afán de todos sin ser en cambio visto por ninguno.

Y no es que me encuentre yo libre de cuidados, de suerte que me sea permitido contemplar los de los demás desde las alturas de algún Olimpo; no, yo ando como todos por un valle de trabajos, sólo que de tarde en tarde me ocurre perder el rumbo y sentarme al borde del camino, no tanto para descansar como para no estorbar el paso de los otros. Y es con el sentimiento del propio extravío como veo a los demás pasar, cierto cada cual de sus pisadas y firme en la determinación de sus propósitos. Por eso, cuando por la ventana del café percibo cómo va cada cual a lo suyo, no me creo por encima de ellos, sino que mirándolos me anego de algo muy semejante a la envidia.

Sin embargo, ¿por qué he debido aclarar que no me siento superior a los que corren tras su interés? Pues porque el interés es la manifestación de una particularidad, y he aquí que toda particularidad es fea. Por eso, cuando es posible se la esconde, se la recluye en el ámbito de lo privado. Hay en ella algo de contrahecho, algo que huele mal y que sólo puede deparar gusto a su propio dueño, hallándose este en situación de intimidad; caso contrario, sólo puede suscitarle vergüenza.

Obsérvese, a propósito de este asunto, que los que se exponen contentos de sí son los que no han notado llevar rasgos especiales; aquellos cuya fisonomía es tal que cada uno de sus trazos resulta neutralizado por un correspondiente trazo opuesto; aquellos cuyas facciones y cuyo cuerpo muestran una disposición simétrica, y ninguna diferencia respecto del tipo de la especie. Esa simetría, esa indiferencia, no son otra cosa que la belleza; esta, pues, es de naturaleza negativa; constituye el fondo contra el que destaca todo rasgo singular, el cual, entonces, es feo por el solo hecho de existir. Recíprocamente, lo que existe, lo real propiamente dicho, lo positivo, es la fealdad.

Obsérvese, por otra parte, que si pocas veces se advierte esta verdad, es por la fuerza de la costumbre, que envuelve la vida de cada cual de una pública y diaria exhibición de particularidades, con lo cual llegan a ser tan imperceptibles como la presión atmosférica, que nos agobiaría mortalmente si no hubiésemos sido modelados por ella. Agréguese que la forzosa tolerancia con que nos conducimos a este respecto se ve facilitada por ciertas reglas de urbanidad y cortesía que nos mueven a disimular lo que de estrictamente particular hay en nuestras vidas. Esa disposición, a la que concurren los progresos de la medicina así como las industrias de la vestimenta y los cosméticos, con sus correspondientes actividades de propaganda, extiende un manto de uniformidad sobre la vida colectiva y relega a un segundo plano las diferencias individuales, las mismas que saltan a la vista en cualquiera de los cuadros de Brueghel que registran la vida cotidiana en el siglo XVI: la deformidad de los cuerpos y de las almas que es normal cuando reina la particularidad.

De modo que cuando veo que todos van cada cual a lo suyo, no me creo exento de esa populosa fealdad; sé muy bien que si yo no voy a lo mío no es porque vaya a lo sublime, sino porque no voy a ninguna parte.

¿Habrá manera, sin embargo, de ir a alguna parte sin ir a lo suyo, sin hozar el sendero con la avidez torpe de un estómago que camina? Si alguien fuese a lo sublime, ¿no llevaría otro paso y otro gesto que el de la marcha diaria de la mayoría?

Pero, ¿qué significa “ir a lo sublime”? Esa palabrita apareció por mi pluma sin que la llamase, y para saber qué quise decir visito el diccionario: “...Excelso, eminente, de elevación extraordinaria. U. m. en sentido figurado aplicado a cosas morales o intelectuales. Se dice especialmente de las producciones literarias o artísticas que tienen por caracteres distintivos grandeza y sencillez admirables. Se aplica también a las personas. Orador, escritor, pintor sublime.”

Advierto, pues, que no me propuse enfrentar a lo feo de la particularidad algo meramente bello, algo que fuera sólo una negación, algo que se redujera a una generalidad abstracta; en verdad, no tuve en cuenta la fealdad de lo particular sino cuanto resulta una expresión de lo mezquino, y he aquí que la repulsión de lo mezquino se halla ligada a una apetencia de lo grande, a una necesidad que no es padecida como un ensueño estético sino como un acicate doloroso, cuyo imperio puede ser no menos intenso que el del hambre y la sed. Se trata de un apetito que es más frecuente que lo que dejaría suponer el espectáculo de los negocios humanos y que, por ello, cualquiera -quien más, quien menos- ha experimentado alguna vez. Sucede en ocasiones que, de las muchas cosas que podemos hacer, ninguna nos llama a la acción más que las otras; y no porque, habiéndonos propuesto una meta, no sepamos cuál maniobra nos conduce mejor hacia ella, sino porque es el caso que se nos ha desdibujado toda meta y entonces resulta que cualquier dirección equivale a las demás, por lo que viene a ser lo mismo dar un paso que no dar ninguno. Y no es necesario, para que nos hallemos sumidos en una situación semejante, que nos acometa una gran perplejidad acerca del curso que llevamos en la vida; por cierto, esa desorientación vital es enteramente posible, pero en verdad basta con que nos encontremos aburridos para que suframos, y no sin intensidad, un estado de ánimo como el descripto.

En otras ocasiones sucede que no atinamos con lo que hemos de hacer, pero no por lo dilatado del campo de posibilidades que se nos ofrece, sino por su angostura, la que llega a ser tal que nos aprieta hasta el ahogo. Ahora no se trata de que todas las cosas sean equivalentes por transparencia y vacuidad, sino de que no hay cosas, porque todas se funden en una materia pesada y oscura que nos suelda los pies y nos doblega el alma. Es lo que nos embarga cuando sentimos que algo ominoso aunque no definido está por ocurrir, y que es inevitable.

Y bien, en ninguna de esas circunstancias experimentaríamos un desvanecimiento de nuestro ser si este perteneciera por completo a ellas, si el ámbito de esas situaciones contuviera enteramente la persona que somos. Pero acontece lo contrario, porque la persona que somos nunca coincide con las cosas entre las que despliega su afán, ni se reduce al lugar que ocupa entre esas cosas, ni su tiempo es sólo el que el reloj adjudica a cada una de sus operaciones. No nos conformamos con el ser de bulto que nos es propio; su forma está en otra parte, aunque no sepamos dónde. Y si reconocemos como propio ese ser gravoso, es porque de alguna no explicada manera podemos considerarlo desde fuera (nos gustaría decir: “desde arriba”), de lo que viene a resultar, sin duda paradójicamente, que ese ser macizo no nos es del todo propio, que desde cierto punto de vista es más bien ajeno.

Una demanda de lo alto nos constituye, pues, no menos que una marcada inscripción entre los objetos materiales. Esa demanda es un modo de la magnanimidad, pero no el que consiste en una benevolencia para con culpas o deudas, sino el que se abre a una generosidad impaciente que no quiere prestar atención a pequeñeces como los manejos políticos y las transacciones inmobiliarias. No nos sentimos miembros plenarios de la plaza ni del mercado; algo esencial de lo que somos pertenece a otro dominio, universal, ciertamente, pero no público.

No cabemos, entonces, en nosotros mismos, pero no de gozo sino de insatisfacción; vivimos, en fin, desencajados.

Por eso los que van cada cual a lo suyo no van con alegría; bien lo advierto yo, resignadamente, cuando los veo pasar tras la ventana del café.

Para recuperar la alegría tendríamos que ir a lo de todos, al matutino lugar en el que todos somos el mismo: allí donde resplandecen las formas y no hemos olvidado todavía saltar y jugar, y andar por el aire, y movernos con mucho donaire.

De muy otra manera iría el mundo si cada cual dirigiera sus pasos no a lo suyo, que huele a encierro, sino a ese huerto de trinos y de luces que todos llevamos en el fondo.

© LA GACETA

Samuel Schkolnik - Escritor, doctor en Filosofía, profesor titular de Etica de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNT.


martes, 11 de noviembre de 2008

La sociedad argentina fomenta la avivada

Punto de vista I. Por Nicolás Zavadivker. Filósofo - Autor de “Una ética sin fundamentos”.

Son muchas las causas que concurren en la actual crisis moral e institucional que aqueja a la Argentina. Una de ellas es la proliferación de actos inspirados en la llamada viveza criolla, esa astucia para la chantada a la que tantas veces nos referimos con curioso orgullo.

La viveza busca el provecho propio recurriendo al medio más eficaz para realizar sus fines, sin reparar en la moralidad de ese medio. Así, en tanto que pretende adueñarse de lugares que no le corresponden, suele atentar o contra el principio de igualdad, como cuando saltea una cola en un banco, o contra el de mérito, como cuando obtiene un cargo público sin otra razón que la de un parentesco (a menos que se considere, claro está, que tener un familiar bien ubicado es una especie de mérito del que cabe presumir).

La motivación de la viveza debe buscarse en el egoísmo, que persigue el bien propio con indiferencia de si redunda en un mal ajeno. Para actuar con éxito, la viveza coloca la inteligencia -productora de los más altos logros de la especie- al servicio de intereses individuales, obteniendo una imagen pobre y deformada del mundo, que no obstante le permite conducirse. Para alcanzar sus fines, esa sofisticación del egoísmo que es la viveza se ve forzada a otorgarle un lugar al conocimiento, pero sólo en la medida en que este le resulta útil para manipular.

La viveza no es mala solamente por los males que produce en forma inmediata, sino también por sus efectos corrosivos sobre las personas morales. Así, quien intenta ayudar a alguien y se ve estafado en su buena fe posiblemente se hará desconfiado y reticente a preocuparse por los demás, retrayéndose a la seguridad de su núcleo íntimo. Y cuando el avivado sortea con éxito sus obligaciones y maximiza sus beneficios, las personas aún dispuestas a regirse por principios suelen sentirse tontas, y muchas veces terminan resignándose a imitar las estrategias del pícaro.

Hay al menos dos formas en que la sociedad argentina fomenta la avivada. En primer lugar, considerándola una suerte de virtud (digamos: una forma exitosa de conducirse en la vida), cuando desde el punto de vista del interés social y de la moral constituye un defecto. Esta convalidación de la viveza puede corroborarse desde el guiño cómplice ante una coima hasta en la admiración incondicional por quienes alcanzaron el panteón de los ricos y famosos, independizando ese logro de los oscuros medios por los que algunos lo alcanzaron. No faltan las expresiones sociales que reflejan (y promueven) esa valoración: desde el viejo Vizcacha y sus consejos cínicos hasta el pequeño chanta que tanto nos simpatiza inmortalizado por Alberto Olmedo.

En segundo lugar, la fuente de la inobservancia de las reglas debe buscarse en el propio Estado y en las instituciones. Estos a veces generan una presión tan asfixiante que fomentan en el individuo la búsqueda de una alternativa personal que mitigue el calvario. Tal es el caso, por ejemplo, de una exigencia impositiva desmedida, o de algunos trámites interminables o que exigen requisitos cercanos a la sinrazón. Dadas estas situaciones, en las que el individuo percibe su desobediencia como un acto de justicia, lo razonable es modificar los aspectos opresivos del sistema, a través de un adecuado rediseño institucional.

Una última advertencia: dada la hipocresía reinante, es sano desconfiar del lugar desde el que se fustiga estos comportamientos. Lamentablemente, muchas veces la queja contra la corrupción se realiza desde el resentimiento de quien no ha podido entrar en el arreglo. En ese caso, lejos del aura de moralidad que invoca la denuncia, esta resulta ser una expresión tan negativa de legitimación de la viveza como aquella a la que simula oponerse.

LA GACETA

jueves, 30 de octubre de 2008

El Valor de la Información en la Construcción Social de la Realidad


El Instituto de Epistemología invita a la conferencia que ofrecerá el Dr. Samuel Schkolnik en el marco de las Jornadas 20º Aniversario Del Departamento De Publicaciones de la Facultad de Filosofía y Letras. El título de la misma es:

"El Valor de la Información en la Construcción Social de la Realidad".

La misma se llevará a cabo el lunes 3 de noviembre a horas 10.00 en el Museo de la Universidad Nacional de Tucumán- MUNT (San Martín 1545). La conferencia estará precedida por una breve presentación de las últimas publicaciones del Instituto de Epistemología editadas por el Departamento de Publicaciones de nuestra Facultad.

domingo, 26 de octubre de 2008

La filosofía: un mismo coloquio en variada geografía

IMANUEL KANT Y PARAMENIDES. El exitoso IX Coloquio Bariloche de Filosofía reunió este año, entre sus 300 asistentes, al filósofo norteamericano Robert Brandom y a Alexander Mourelatos, tal vez el más reconocido lector del Poema de Parménides en la actualidad.


El mundo de la filosofía académica –si puede resumirse en un único "mundo", incluso para referirse sólo a su vertiente profesional-universitaria– tiene su sede en los claustros, pero se expande con periodicidad vertiginosa en cartografías dictadas por el deber y por el placer. El deber de comunicar la propia "producción de conocimiento" a los especialistas y discutir hipótesis entre pares y, de ser posible, entre los más entendidos en cada materia (así, se supone, ha de progresar la ciencia). Y el placer de dejar por un momento la personal obsesión, o al menos ponerla un rato en manos de otros, sometidos sus resultados "científicos" al escrutinio de los demás.

Parece ser importante también que la geografía de estos encuentros sea variada y, en ocasiones, exótica. Esto es algo sobre lo que casi nadie –el escritor David Lodge es reconocible excepción– habla abiertamente. Sin embargo, desde el punto de vista de las universidades en la periferia, es evidente que la curiosidad que inspira un sitio alejado de las metrópolis del saber propicia, a menudo, la visita de autoridades filosóficas metropolitanas que de otro modo jamás llegarían a debatir con sus colegas argentinos, brasileños, colombianos, peruanos o chilenos.

El exitoso IX Coloquio Bariloche de Filosofía reunió este año, entre sus 300 asistentes, al filósofo norteamericano Robert Brandom (especialista en filosofía del lenguaje) y a Alexander Mourelatos, tal vez el más reconocido lector del Poema de Parménides en la actualidad. El francés Frédéric Gros participó en Chile, el mes pasado, de un coloquio que organizó la Universidad Diego Portales sobre Foucault y la biopolítica. Uno de los más conocidos y originales expertos en Platón, Thomas Szlézak, disertará en los próximos días en Lima, Perú. Thomas Pangle, quien ha difundido con gran sutileza el pensamiento de Leo Strauss, participó días pasados en Buenos Aires de un coloquio sobre Strauss y Carl Schmitt. Y el medievalista Klaus Reinhardt, en el II Congreso Internacional Cusano de Latinoamérica. El año que viene, un profesor de la Universidad Luterana de Brasil, Valério Rohden, reunirá en Florianópolis a uno de los clubes filosóficos más exclusivos del mundo, formado por los traductores de la Crítica de la razón pura. Traductores de Kant al noruego, al español, al francés, al italiano, al portugués y al inglés americano. En abril, en Natal, sobre las increíbles playas del nordeste brasileño, se celebrará el III Coloquio Internacional de Metafísica.

La expectativa de un paisaje desconocido y anhelado también abre la mente y permite pensar mejor, con mayor lucidez. La cuestión es, como en casi todas las cosas de la vida, hallar el justo medio entre la amplitud de miras y la dispersión completa, y posterior huida en masa de los simposiantes hacia las fuentes naturales –no culturales– del placer. La helenista María das Graças de Moraes Augusto, de la Universidad Federal de Río de Janeiro, encontró la forma de sortear esta tensión al situar su valioso coloquio anual sobre la República de Platón en el Parque Nacional de Itatiaia, paraíso ubicado en el límite entre Río de Janeiro y Minas Gerais. A suficiente cantidad de kilómetros de Copacabana como para lograr concentrar a los platonistas en Platón.





martes, 14 de octubre de 2008

La ética que Hollywood nos dejó


Con un original y atractivo enfoque, el filósofo estadonidense Stanley Cavell sostiene que en las películas norteamericanas suele darse una percepción de la conducta humana como algo impredecible, y en este sentido, contienen una enseñanza. En una entrevista exclusiva con Ñ, Cavell dice: "Encuentro verdaderas transformaciones metafísicas en los personajes".

Por: Santiago Bardotti


AN AFFAIR TO REMEMBER. Deborah Kerr y Cary Grant, en 1957.


Dicho de manera frívola Stanley Cavell es el filósofo que se atrevió a poner el nombre de Kant junto al de Frank Capra; menos banal es el hecho que escribió varios libros para despejar las dudas que él mismo albergaba. Ante lo sospechoso de un filósofo que ha dedicado su tiempo al cine popular, Cavell mismo invierte la pregunta: 'cómo es posible que una persona cuya educación ha sido moldeada tanto por la frecuentación de los cines como por la lectura llegue a ejercer un oficio que consiste en reflexionar sobre filosofía? Filosofía del lenguaje común, filosofía de la vida cotidiana, los desafíos del escepticismo constituyen la familia de intereses filosóficos de este hombre hijo de emigrados judíos. Embarcado en la tarea, tan atípica en su medio, de una recomposición histórica del pensamiento norteamericano, las figuras de Ralph W. Emerson y Henry David Thoreau le dan a la escritura de Cavell un color característico. La expresión de Emerson "el coraje de ser lo que uno es" explica acaso la dedicación de Cavell a los problemas del cine, como él mismo dice "por lealtad a ciertas versiones más jóvenes de mí mismo". Los libros de Cavell sobre cine, a la par que libros teóricos, son libros que hablan particularmente de un conjunto de películas que aparecen así bajo una maravillosa nueva luz; porque, como él mismo dice, la crítica no debe manejarse con significaciones a priori, sino encontrarlas en cada caso y articularlas en una explicación coherente. Así la crítica se convierte en algo más que una operación técnica especializada: se vuelve un modo de hacer filosofía.

-'Cómo se relacionan las sobrias declaraciones sobre la muerte del cine y su propia idea sobre la desaparición del cine como su condición ontológica?

-No estoy seguro de haber escuchado declaraciones particularmente sobrias sobre la muerte del cine. Declaraciones ebrias, sin duda, y tal vez declaraciones tristes. Todo lo que recuerdo haber dicho de lo que podría llamarse la desaparición del cine es que fue después de descubrir que mi experiencia del cine contemporáneo estadounidense había sufrido una ruptura, que estaba en cuestión, que empecé a escribir sobre cine y que lo hice desde un primer momento con un fervor inequívoco. Eso fue a fines de los 60, en parte, debido a que durante diez años llegaron a estas orillas de forma bastante regular las películas de Rossellini, Antonioni, Fellini, Godard, Resnais y Truffaut. A eso se sumó el descubrimiento de la historia del cine estadounidense en distintos grupos cinematográficos que encontraron seguidores en las universidades. No es raro que en ese medio haya empezado a pensar seriamente que existían cosas como las películas estadounidenses como tales, no sólo películas que habían constituido un registro indispensable y persistente de mi vida, y la de mis amigos y mis padres, desde que tenía ocho años. En cuanto a la sensación de una muerte del cine por los cambios de sus medios físicos –o sea, porque ya no se hacen películas, obras cinematográficas que se hacen con película–, me conformo con esperar (no sé si eso me resulta más fácil o más difícil, dados mis ochenta años) y ver en qué se transforman los hechos de nuestra experiencia, de nuestro goce, de las nuevas tecnologías del cine narrativo en relación con la historia del cine. Creo que por primera vez desde el cine mudo, ahora el cine sonoro tiene una historia, algo tan perdurable y valioso como la historia de la música, la literatura o la pintura. De todos modos, nunca produjo una vanguardia significativa. Lo que pudo parecer que ocupaba ese lugar fue el "cine experimental", que se destacó cuando Hollywood estaba en su peor momento y el cine europeo hacía sentir su presencia. En mi primer libro sobre cine dije que éste era el arte que había evitado el tema del modernismo, o que lo había postergado.

-'El cine puede dar a los estadounidenses ese "pasado cultural común" cuya ausencia usted menciona como una tendencia de su cultura?

-Durante las primeras décadas del cine sonoro podría decirse que el cine contribuyó a brindar un presente cultural común a los estadounidenses. Si eso se va a convertir en un pasado cultural común es algo que va a depender de si las películas sonoras llegan a adquirir una historia, algo que se comparta en el plano cultural en el mismo sentido en que se comparte la novela estadounidense. Pienso que eso sólo sucedería si el cine pasara a formar parte de los programas de estudios de los colegios secundarios. Eso puede ser tan improbable como mi deseo de que la filosofía se enseñe de forma habitual en los colegios.

-'Empezó a interesarle el cine como la expresión artística que mejor representaba a EE.UU.?

-No sé si "mejor", pero me interesaba aclarar que el cine popular estadounidense tenía instancias de auténtica expresión artística.


-'En esas comedias hay un arquetipo de hombre y de mujer?

-Las comedias estadounidenses que más me interesan parecen desafiar, o parodiar, esos arquetipos, a menudo mediante el recurso de hacer al hombre más femenino que la mujer y viceversa. En Luna Nueva, es el hombre, Cary Grant, el que tiene conciencia de su aspecto y del efecto que causa. En La costilla de Adán, Spencer Tracy llora y le enseña a la mujer a llorar. Sin embargo es en el diálogo agresivo y enérgico que comparten a lo largo de una película donde se sostiene la igualdad de inteligencia y percepción entre géneros.

-'Por qué le parece importante complementar, rectificar a Freud con Austin en relación con la idea del "fehlleistungs" o lapsus?

-Me resulta fascinante que dos pensadores que ejercieron una influencia tan decisiva y permanente en mis intereses y trabajos tengan temperamentos tan diferentes como y que, a pesar de ello, coincidan tanto en la percepción de la conducta humana como algo que siempre escapa al control de formas impredecibles mediante lo que solíamos llamar Razón. Los grandes payasos del cine: Chaplin, Keaton, los hermanos Marx, descubrieron y demostraron que la conducta animal podía sobrevivir a sus desórdenes con cierta felicidad en un mundo de circunstancias fortuitas.

-Usted sostiene que el cine popular puede ayudarnos a entender filosofía, 'qué puede enseñar un filósofo como Wittgenstein sobre la vida cotidiana?
A prestarnos atención. -'Por qué pueden gustarnos las películas malas, pero no tanto los libros malos y casi nada la mala filosofía?

-En algún momento dije algo sobre eso. Ahora, sin embargo, antes de contestar tendría que saber qué se considera una mala película ('aburrida? 'improvisada? 'con buena fotografía pero mal guión o una actuación pobre?), un mal libro ('irreflexivo? 'que se basa en falsedades? 'Que tiene un lenguaje banal?) o mala filosofía ('ejemplos trillados? 'Argumentos débiles? 'Una visión limitada del mundo?). Me imagino que puede hablarse de algo interesante hasta en una mala película, ya que la posibilidad de que aparezcan accidentes afortunados o regalos del cielo es mayor en el cine que en otros medios en los cuales cada sílaba es producto de la elección de una sola persona. Hay figuras que la cámara adora. Si una de esas figuras hace apariciones breves pero recurrentes en una película mala, puede brindarnos instancias de verdadero placer.

-'Es posible hoy hacer una filosofía que no sea un comentario o mera "literatura"?


-No estoy muy seguro de a qué se refiere con "hacer una filosofía". Sin duda pienso que es posible pensar y escribir de forma filosófica. Heidegger hace filosofía a partir del comentario sobre, por ejemplo, textos de Hölderlin. Wittgenstein, en cambio, menciona algunos nombres de filósofos casi al pasar. Los dos tienen una escritura característica, y los filósofos a quienes no les gusta uno de ellos, o ambos, pueden calificar lo que hacen de "literatura". Los filósofos analíticos discuten permanentemente entre sí y en ocasiones con momentos del pasado de la filosofía. Por lo que parece, eso contaría como comentario sólo si su interlocutor estuviera muerto. Otra cosa que Heidegger y Wittgenstein tienen en común es su negativa a pensar su trabajo dividido en campos, como por ejemplo la epistemología, la estética, la ética, etc. Se trata de una negativa muy difícil de sostener en la filosofía seria actual, donde lo que se llama filosofía es (en el mejor de los casos) una materia universitaria que se enseña y se ubica en una jerarquía entre otras.

-Usted habla de la existencia de formas degradadas del "perfeccionismo" de Emerson, esa voluntad de cambiar uno, de volverse mejor. Muchas comedias traicionan ese espíritu, volviendo el cambio cosmético.

-Estoy de acuerdo. Sin embargo, no hay ninguna idea valiosa que no pueda degradarse. Lo que quiero decir cuando llamo la atención sobre la degradación es que casi nadie encuentra instancias de logros genuinos (no degradados) en, por ejemplo, el género de las comedias de segundos matrimonios. Por supuesto que mi tesis es la contraria; encuentro verdaderas transformaciones metafísicas en los personajes; un darse una segunda oportunidad que no es en absoluto banal. El propio Emerson fue ('es?) víctima de la falta de atención de los filósofos.

-'El desprecio de los intelectuales por el cine popular obedece a esa idea de "perfeccionismo al alcance de todos", con esa revaloración de la vida cotidiana?

-Espero que no sea verdad en el caso de los intelectuales estadounidenses, de los que cabría esperar que tuvieran conciencia de la traición a las aspiraciones democráticas. Me parece que, si ese "desprecio" es algo que comparten los intelectuales estadounidenses, se debe a cierto temor a que su credibilidad como intelectuales quede en tela de juicio si declaran su gusto por el cine. El intelectual no constituye aquí una jerarquía social reconocible más allá del "intelectual público", una persona que observa y hace comentarios sobre acontecimientos públicos actuales. Sin embargo, hay algo más y tiene que ver con la edad del arte cinematográfico, con el tiempo individual y social en el que se llega a adoptar una posición intelectual en relación con la más nueva de las artes. Dada mi avanzada edad, pude crecer con padres que veían dos películas de Hollywood por semana a partir de fines de los años 30, en la primera década del cine sonoro. Veinte años después, esas películas aún no se habían renovado con una generación más joven de directores, pero ya tenían que compartir su público, cuya atención también abarcaba la televisión y el cine contemporáneo francés, alemán, sueco y japonés. Cuando sentí que perdía mi viejo interés y mi convicción en el desarrollo del cine estadounidense, así como la fascinación por la inteligencia más explícita de las películas "extranjeras" y de la escritura sobre cine (James Agee, Pauline Kael, André Bazin, las reflexiones de cineastas como Godard y Truffaut) empecé a poner a prueba mi experiencia escribiendo un libro sobre películas y sobre cine. No tenía idea de cómo iba a ser semejante libro. Cuando empecé sólo sabía que iba a escribir sobre todo a partir de la memoria (sin Internet ni máquinas para volver a ver secuencias). Esas motivaciones y esos procesos de composición son algo que ya no está a nuestra disposición. La motivación que supongo permanece intacta es la de entender cómo un arte que aspira a la popularidad puede seguir teniendo instancias tan espléndidas de intensidad intelectual y artística. En EE.UU.hubo en un tiempo cierta posibilidad de intersección del jazz con el teatro de Broadway, asociado a los nombres de George e Ira Gershwin, Irving Berlin, Cole Porter, Rodgers y Hart. Kurt Weill dio un salto exitoso con su Opera de tres centavos. El jazz luego se volvió difícil de tocar y de entender; excedió los límites de lo popular.

-'Puede hablar sobre su eterna fascinación por Jane Austen?

-La fascinación puede ser eterna, pero no empezó muy temprano. Como en el caso de las comedias de enredo matrimonial que me llamaron tanto la atención, se debe a que ponen de manifiesto la igualdad de inteligencia e ingenio entre hombres y mujeres. Ambos expresan u ocultan su pasión de manera inteligente e ingeniosa, por lo cual reciben una educación moral recíproca, lo que nos hace alentar esperanzas. Eso se logra en un mundo que a menudo desconoce esas posibilidades, un mundo de injusticia, como suele pasar. En Mansfield Park esta idea de injusticia se sostiene explícita mente en la esclavitud extranjera.

-Pero si hay formas degradadas de filosofía, 'puede existir lo opuesto, como la creación de prácticas legítimas de refinamiento en literaturas que se consideran degradadas, como la literatura de autoayuda por ejemplo? 'Podría surgir una transformación del yo verdadera, un hacernos mejores, cada cual según sus posibilidades?


-Es posible que quienes desaprueban algunos de mis intereses, por ejemplo, en lo que yo llamo (y no sólo yo) perfeccionismo moral, consideren que algunos de sus principales representantes, a los que admiro (como Emerson, Thoreau, Matthew Arnold, John Ruskin, por no hablar de Nietzsche), son escritores de algo así como formas degradadas de filosofía. A veces me parece importante insistir en que lo que esos escritores producen en ocasiones es filosofía o en todo caso no tiene sentido diferenciarlo de la filosofía. Otras veces no me interesan esas discusiones. Como sostengo que lo que hago se basa en lo que entiendo que la filosofía hace o permite hacer, y como esos escritores forman parte de mi formación, no estoy dispuesto a negarles el título de verdaderos pensadores filosóficos.

-'Hay una esencia trágica del cine oculta aun en su forma más básica de entretenimiento?

-Si la hay, y creo que en ocasiones sugerí que la había, debe depender del hecho de que las figuras que lo habitan son mortales, o proyecciones de mortales, no destinados sólo a la muerte, sino–quién sabe– que es posible que pasado su momento, el momento de la filmación, nunca vuelvan a ser los mismos, como observa Henry James. Esa, supongo, es la razón fundamental por la que no puedo pensar la animación como parte del cine. No sé qué diferencia puede suponer eso a medida que nos habituemos a experimentar la digitalización y podamos discriminar.

-Dice que el descubrimiento intelectual y el logro artístico no se implican mutuamente. 'Podríamos estar ante una de las causas del divorcio entre cierta crítica y el público masivo?

-Un lugar importante en el que no hay tal divorcio entre la crítica (o lo que podría llamarse crítica) y el público es en la escritura estadounidense sobre deportes. Los que escriben sobre béisbol, basquetbol, etc. saben que escriben para un público que, en buena parte sabe por lo menos tanto sobre esos deportes como los propios críticos. La exactitud, incluso el aspecto técnico, y la pasión de esa escritura pueden hacerla muy placentera, por más que uno lo haga sólo ocasionalmente, como yo.

-'Cuáles son las obligaciones del crítico?

Hacer que su trabajo sea digno del mejor público que pueda imaginar.

-'Sigue pensando que el cine no creó un discurso digno de sí mismo?


Ahora soy muy selectivo en lo que leo y no me atrevería a generalizar. Confieso que siento cierta tentación de preocuparme cuando, al ver el valioso canal de películas clásicas de la TV norteamericana que programa verdaderos tesoros de la historia del cine, escucho que el conductor le da la bienvenida al público y cita un hecho aislado que suele no tener relevancia alguna para la película (por ejemplo, que en esa película un actor famoso hizo su primer papel, o que en un primer momento se había elegido a otro actor para el papel protagónico, o que otro estudio u otro director habían rechazado el guión, etc.). No niego que eso puede ser una forma de permitir que un público anónimo y disperso experimente un primer interés por lo que va a ver, pero si no se intenta "un discurso digno del cine" en esas ocasiones en que se presenta una buena copia de una película sin cortes ni interrupciones, 'entonces cuándo podemos esperar que eso ocurra?


Revista Ñ

domingo, 12 de octubre de 2008

Murió el intelectual Nicolás Casullo


Apasionado defensor de sus ideas, promotor del compromiso de los intelectuales con los debates políticos de su tiempo y con una marcada identificación con sectores progresistas y de izquierda, murió ayer a los 64 años, en esta ciudad, el profesor y ensayista Nicolás Casullo, que también ha publicado libros como novelista.

Fue uno de los impulsores del grupo oficialista Carta Abierta, surgido en medio del conflicto rural para acompañar al gobierno kirchnerista desde el mundo intelectual. Transmitía su compromiso con las ideas políticas y sociales en la cátedra universitaria y en la revista cultural Pensamiento de los confines , que creó en 1995 y dirigía, con afán y dedicación, junto a Alejandro Kaufman, Matías Bruera y Ricardo Forster.

Profesor en la Universidad de Buenos Aires, donde dirigió la maestría en comunicación y cultura, y en la Universidad Nacional de Quilmes, también en el área de comunicación social, vivía rodeado de libros y promovía con ardor los debates de ideas.

Había nacido en Buenos Aires, en 1944. Integró las redacciones de publicaciones políticas en los años 60 y 70, lo que a partir de 1974 lo llevó al exilio en Cuba, Venezuela y México, Fue docente de la Universidad Autónoma de México y profesor consulto en la de París.

Autor de París 68. Las escrituras, el recuerdo y el olvido , El debate modernidad-posmodernidad , Viena del 900: la remoción de lo moderno , Itinerarios de la modernidad , Sobre la marcha. Cultura y política en la Argentina y Peronismo. Militancia y crítica (1973-2008) , el año último publicó Las cuestiones , un ensayo de 500 páginas en el que analiza la crisis del Estado actual en América latina.

Casullo escribió también novelas, como El frutero de los ojos radiantes y La cátedra , y su obra Para hacer el amor en los parques fue prohibida durante el gobierno de Onganía.

Ameno y de trato cálido con sus alumnos, se dedicaba con pasión a desentrañar los problemas latentes del país y del mundo. En 2004 obtuvo la beca Guggenheim para investigar sobre las vanguardias revolucionarias en los años 70 y los movimientos populares de 2001 y 2002 en la Argentina. También ganó el premio Konex, en la categoría ensayo filosófico.

Sus discípulos, así como las autoridades de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA y sus colegas de la Universidad de Quilmes, recordaban ayer la coherencia de sus acciones públicas con sus ideas y el fino humor, no exento de mordaz ironía, con el que enfrentaba situaciones adversas. Le gustaba participar en polémicas y no rehuía el debate con pensadores y referentes de otros sectores del campo intelectual.

fuente : La Nacion

viernes, 10 de octubre de 2008

¡RECTIFICACIÓN ! DE DESINFECCIÓN


Para no obstaculizar con eldesarrollo academico y administrativo de los dias VIERNES 10 Y SABADO 11 DE OCTUBRE se convino con la empresa de desinfección comenzar dichas tareas el viernes 10 de octubre de a las 13.30.

Por lo tanto:

Las actividades academicas y administrativas del VIERNES 10 DE OCTUBRE A LA MAÑANA SERAN NORMALES.

NO HABRÁ ACTIVIDADES ACADEMICAS NI ADMINISTRATIVAS EL DÍA 10 DE OCTUBRE A LA TARDE

Las actividades academicas y administrativas del SABADO 11 DE OCTUBRE A LA MAÑANA Y TARDE SERÁN NORMALES



jueves, 9 de octubre de 2008

Desinfección



Mañana VIERNES 10 de Octubre la Facultad de Filosofía y Letras junto con la Facultad de Odontología realizarán Tareas de desinfección, motivo por el cual ambas facultades permanecerán cerradas.

Por tal motivo el día VIERNES 10 Y EL SABADO 11 DE OCTUBRE no habrá actividades académicas ni administrativas.

Asimismo se solicita a los Directores de Departamentos e Institutos y a los Docentes de las Cátedras, que posean oficinas, dejen las llaves respectivas el día jueves 9 de octubre a la Sra. Jefa Administrativa, Mary Zamorano, en el horario de la mañana y a la tarde al Intendente Sr. José Domínguez.

lunes, 6 de octubre de 2008

Bautismo de Filosofía



"Todo hombre puede encenderse a sí mismo una luz en la noche" (Heráclito)





Sabado 11 de OcTubre, 22Hs. puntual -

Ayacucho 470

Entradas: Solo anticipadas $ 4.00 ( las Venden alumnos de 2º )


jueves, 25 de septiembre de 2008

martes, 23 de septiembre de 2008

Asueto, 24 de Septiembre






El Departamento de Prensa de la Facultad de Filosofía y Letras informa que con motivo de conmemorarse un nuevo aniversario de la Batalla de Tucumán, la Universidad
ha declarado asueto el día 24 de septiembre para todo el personal de la Casa de Estudios.






Paro Nacional



de 48 Hrs.

Jueves 25 y Viernes 26 de Septiembre



domingo, 21 de septiembre de 2008

Europosgrados


Se invita a todos los docentes, investigadores y alumnos universitarios a participar en las Jornadas Tour Europosgrados que se desarrollarán en el Centro Cultural "Eugenio F. Virla" de la UNT durante los días 6 y 7 de octubre del cte. año, con la presencia de los representantes de los países europeos, para informar a los interesados sobre distintas posibilidades de estudio, subsidios y contactos con los principales centros extranjeros de la Comunidad Europea.

Para informarse básicamente al respecto, abrir el sitio www.europosgrados.com.ar o consultar a la Dra. Susanne Thiemann, representante del DAAD en Tucumán, en su oficina en el INSIL (tercer pasillo al fondo, en la Facultad de Filosofía y Letras), los días martes de 10 a 13 hs.


domingo, 7 de septiembre de 2008

Llamado para ASAMBLEA DE LA CARRERA


EL LUNES 8 A LAS 12:OO EN EL PATIO

motivos:

1- por no estar desarrollándose la organización para el Bautismo de 1º.

2- situación con respecto a los paros



jueves, 4 de septiembre de 2008

La Universidad Nacional de Tucumán

Invita a la presentación de los libros de EDUNT:

"Los desafíos actuales de la Ciencia y la Educación"

Escrito por Juan Carlos Tedesco y Juan Samaja

y

"Los adolescentes Filosofan. Olimpiadas de Filosofía de la RA"

Compilación de los ensayos premiados 2005, 2006 y 2007

Centro Cultural E. Flavio Virla

Viernes 5 de septiembre,

12 horas

25 de mayo 265 San Miguel de Tucumán, 2008


martes, 2 de septiembre de 2008

Jornadas del Círculo Wittgensteiniano

Queremos invitar a todos los alumnos de la carrera a las Jornadas del Círculo, la dirección del blog es: www.cewtucuman.blogspot.com, . Si quieren certificado, la inscripción es 10$, si no pueden ir a escuchar con entrada libre

viernes, 22 de agosto de 2008

Más sobre los paros

Metafisica

Ruiz Pesce NO adhiere a los paros actuales, ni futuros por estar atrasados en el programa y reemplazara a Fabian Vera en la clases del Viernes, pero si dara consulta los días miercoles y viernes (que no haya paro, salvo el viernes 29) , despues de las 11 de la mañana.


Filosofía social y política

Dra. Martínez que SÍ dará clases hoy pese al paro


jueves, 21 de agosto de 2008

Adhesion al paro docente





(CONADU) Histórica, decidió un plan de lucha, que consiste en paros progresivos de 48, 72 y 96 horas para las próximas tres semanas.
Las huelgas están planeadas para los jueves 21, viernes 22, lunes 25, martes 26, miércoles 27 de agosto y para miércoles 3, jueves 4, viernes 5 y sábado 6 de septiembre.

Estos son los profesores que confirmaron si adhieren o no al paro, los demás no se, averiguar ustedes.

Dra. Barale no se adhiere al paro, habrá Estética normalmente.

Prof. Andrés Stigman dictará Taller de Integración comenzando este jueves 21 de agosto. No se adherirá a paro alguno. Dejó en fotocopias 300 el primer juego de fotocopias.

Mercedes Risco informó que Moderna tendrá clases de consulta el miércoles 20 y parcial será el jueves 21 como estaba previsto.
Optativa Empirismo, matemática y lógica tendrá clases normales esta semana.

Nicolás Zavadiker si se adhiere a los paros.

Dra. Blanca Quiñonez dará clases de sus materias antigua y optativa pero no dará clase de consulta.

José María Nieva si se adhiere al paro

Cátedras: Antropología, Fil. de la Religión, la optativa de Arendt. no se adhieren a los paros.


martes, 19 de agosto de 2008

La ética en la encrucijada


La ética en la encrucijada, nuevo libro editado por Prometeo, reúne el trabajo de destacados pensadores que intentan, según lo expuesto por el compilador Nicolás Zavadivker en el Prólogo, "reexaminar la antigua pero siempre vigente cuestión de la posibilidad de fundamentar una ética objetiva".

En este rumbo, esta novedad editorial agrupa las principales posiciones que actualmente debaten la problemática. Las diferentes perspectivas de los autores hacen del libro un material indispensable para todos aquellos interesados en el controvertido tema de la ética y, además, teniendo en cuenta la calidad y pluralidad de estos intelectuales, La ética en la encrucijada será, sin duda, un referente en lengua castellana sobre el problema de la fundamentación, para los especialistas pero también para los lectores preocupados por las cuestiones relacionadas con la ética.

A lo largo de las tres partes en que se encuentra dividido el libro (Los fundamentos de la ética en debate, La fundamentación de la ética en la Filosofía contemporánea y Entrevistas) el lector podrá explorar el pensamiento de filósofos argentinos y extranjeros de reconocida trayectoria, como Mario Bunge, Ricardo Maliandi, Georg Von Wright, Samuel Schkolnik, Alberto Damiani, Ricardo Guibourg, Gerardo López Sastre, Natalia Zavadivker, Julio César Castiglione, Nicolás Zavadivker, Daniel Kalpokas, Roberto Rojo, Andrés Crelier y Ricardo Salas; así como recorrer las ideas de filósofos contemporáneos fundamentales como Richard Rorty, John Rawls, Ludwig Wittgenstein, y K. O. Apel. Gadamer, Apel y Lorenzen, por su parte, presentan sus principales ideas en un diálogo vivo con Ricardo Maliandi.

Más información AQUI , AQUI Y AQUI


Horarios de la materias nuevas

TALLER DE INTEGRACIÓN I
Prof: Andrés Stisman
Miércoles de 16.30 a 18.30 (307)
Jueves de 16.30 a 18.30 (Anf. C) y de 19.30 a 21.30 (407)


Taller de Integración I al ser una materia anual pero que por este año se dará como materia cuatrimestral la carga horaria debe concentrarse, por ello, cabe aclarar que:
los jueves de 16.30 a 18.30 (Anf. C) y de 19.30 a 21.30 (407) es una sola comisión en la que hay un recreo intermedio luego del cual, por un problema de aulas, se trasladan a otra aula. NO SON DOS COMISIONES, es una sola comisión cuya clase dura en total de 16.30 a 21.30 hs.

Recuerden que las clases de esta materia comienzan este jueves aunque haya paro. El miércoles es imposible porque debo colaborar en el dictado de un curso de Postgrado. No adheriré a paro alguno, si lo hubiera. Este miércoles dejaré en Fotocopias 300 el primer juego de fotocopias.

FILOSOFÍA SOCIAL Y POLÍTICA
Prof. Dra: Ana Teresa Martínez
Viernes de 18.30 a 20.30 (403)
Sábados de 9 a 13 (303)

HISTORIA DEL PENSAMIENTO ARGENTINO Y LATINOAMERICANO
Prof. María Carla Galfione
Miércoles de 15.30 a 19.30
Jueves de 11.30 a 13.30
Las clases se darán en un aula de la Facultad de Odontología, seguramente el martes se especificará cuál.

FILOSOFÍA DE LA RELIGIÓN
Prof. Dr. Raúl Nader
Jueves de 18 a 21 (119)
Deberán arreglar con el Prof. Nader eventuales otros horarios.

sábado, 16 de agosto de 2008

Ayudantes Estudiantiles

El Departamento de Concursos de la Facultad de Filosofía y Letras informa que está abierta la inscripción de interesados para cubrir los siguientes cargos:


Ciencias de la Educación

Filosofía de la Educación
Historia de la Educación y de la Pedagogía

Filosofía

Pensamiento Filosófico
Inscripciones del 1º al 5 de septiembre de 2008 de 8.00 a 12.00 hs.
RETIRAR SOLICITUD EN EL DEPARTAMENTO DE CONCURSOS

Informes e inscripciones en:
Departamento de Concursos
Facultad de Filosofía y Letras
Avda. Benjamín Aráoz 800
lunes a viernes de 8:00 a 12:00 hs.
TE: 0381-4107357
deptoconcursos@webmail.filo.unt.edu.ar


jueves, 14 de agosto de 2008

La Historia de las cosas


Annie Leonard es una experta internacional en sostenibilidad y salud medio ambiental, con más de 20 años de experiencia de investigación en fábricas y vertederos alrededor del mundo. En base a su trabajo e investigación ha lanzado un excelente documental llamado La historia de las cosas. En este documental Annie revisa los "huecos" del proceso de producción actual y mira todos esos detalles que nosotros alguna vez hemos escuchado en noticias (niños trabajadores, empresas tóxicas, deforestación) enmarcándolos en ese famoso proceso y mostrando a nuestros ojos lo defectuoso, deficiente y realmente peligroso que es. Descubre nuestras fallas y debilidades (aunque sea un análisis de norteamérica, compartimos mucho de ellos) y la verdad ha sido todo un gusto (y susto) ver el documental el cual no es nada aburrido, sino muy sencillo, animado y directo.
Aquí está en versión de google video doblado al español:

sábado, 9 de agosto de 2008

Aristóteles...



Aristóteles fue amado, odiado, ensalzado, denigrado, leído como si fuera un dios, equiparado al mismísimo demonio... pero su figura en los comienzos de la epopeya científica, con sus espeluznantes errores y sus notables aciertos, sigue brillando en el Liceo de Atenas, donde el filósofo se propuso explicar el mundo, y en cierta forma lo hizo.

"ESCUELA DE ARISTOTELES", FRESCO DE GUSTAV ADOLPH SPANGENBERG (1883-1888).

Hace apenas diez años, una topadora estaba nivelando el terreno para hacer una playa de estacionamiento en el centro de Atenas. Cuando se disponían a tapar todo con cemento por un siglo más, los obreros se toparon con unas ruinas que resultaron ser las del Liceo de Aristóteles, una de las dos primeras universidades del mundo occidental. La otra era la Academia de Platón, pero sin duda el Liceo se parecía más a lo que hoy entendemos por universidad.

Los griegos estaban buscando esas ruinas desde la independencia, pero nunca habían imaginado que estaban tan cerca de la Acrópolis, en un lugar que habían transitado griegos, turcos y turistas durante 2400 años. Las ruinas eran apenas dos tercios del basamento de algo que había nacido como un gimnasio donde se practicaban deportes y artes marciales. La diferencia con los de ahora es que ahí habían estudiado unos dos mil alumnos desde que Aristóteles fundó su universidad, en el año 336 a.C., y le puso Liceo, un apelativo del dios Apolo.
No se encontró esa recova donde el maestro paseaba dando clase: el Peripatós, del cual sus alumnos tomaron el nombre de "peripatéticos". Pero sí estaba el aula donde enseñaba, con capacidad apenas para diez alumnos; allí seguramente habría estado aquel busto de Sócrates que siempre usaba como ejemplo para los silogismos.
En sus buenos tiempos, el Liceo había tenido una biblioteca, un zoológico y un jardín botánico. Tenía colecciones de mapas y de minerales, y varias aulas y talleres donde se estudiaba e investigaba. Una vez por mes se realizaban esos banquetes que seguimos llamando simposios, aunque ahora no se coma. En ese lugar se le puso nombre a la Física, la Meteorología, la Economía, la Poesía, la Etica y la Política. También se enseñaba lógica, biología, medicina, astronomía, historia y sociología.
Aristóteles dirigió el Liceo por trece años, y cuando tuvo que irse de Atenas por motivos políticos lo sucedió Teofrasto. Más tarde fueron dos discípulos de Teofrasto los que fundaron el Museo de Alejandría, la mayor institución científica de la antigüedad.
Contra lo que pueda suponerse, la filosofía de Aristóteles no fue muy popular en su tiempo; no pudo competir con escuelas más amigables, que enseñaban a ser feliz. El Liceo fue saqueado durante el siglo II y destruido cuando los romanos saquearon Atenas, un siglo antes de Cristo.
Las obras del filósofo fueron a parar a una cueva, donde quedaron escondidas sin que nadie las leyera por doscientos años. Algunos profesores del Liceo se llevaron el grueso de la biblioteca al Medio Oriente. Hasta que cayeron en poder de los árabes, cuando estaban en su mejor momento cultural y ellos fueron los que les sacaron el mayor provecho, entre los siglos XI y XII.
Europa "descubrió" a Aristóteles (de quien sólo se conocía algo de lógica) gracias a los árabes. Cuando los traductores de la escuela de Toledo dieron a conocer sus obras, los europeos quedaron deslumbrados, al encontrarse con un sistema de pensamiento mucho más complejo que todo lo conocido. Santo Tomás de Aquino adoptó el aristotelismo para hacer una síntesis de la teología cristiana con eso que parecía la filosofía más avanzada de entonces, y si bien al comienzo tuvo que enfrentar a los sectores más reaccionarios, logró imponerse.

DISPAREN SOBRE ARISTOTELES

A fines del Medioevo, Aristóteles ya era llamado "el Filósofo", a secas. El aristotelismo no sólo había superado las resistencias, sino que se había convertido en el eje de la enseñanza universitaria, controlada por la Iglesia.
En todos los campos, Aristóteles encarnaba el sentido común, y costaba imponer cualquier otro planteo. Para superarlo, los humanistas del Renacimiento buscaron apoyo en la filosofía de Platón, recién redescubierta, y confiaron en el sabio imaginario Hermes Trismegisto.
Pero mientras los anatomistas de Padua avanzaban apelando a lo mejor de la actitud científica de Aristóteles, los inquisidores pasaron a considerar enemigo a quien cuestionara su cosmología. Como consecuencia de la nueva alineación política, todos los disidentes, rebeldes o innovadores de la época hicieron un frente común contra Aristóteles y lo hicieron responsable del oscurantismo, el dogmatismo y la pereza intelectual. Precisamente lo que el griego nunca había hecho.
Una de las academias renacentistas, la Cosentina, se propuso como fin principal "descubrir los errores científicos de Aristóteles". El matemático Petrus Ramus se hizo famoso porque en 1536 defendió públicamente una tesis radical: "¡Todo lo que dice Aristóteles es falso!".
Más enfáticos fueron los reformadores protestantes, para quienes Aristóteles era el Papa de la filosofía.
Si Calvino despreciaba a toda filosofía mundana, Lutero fue mucho más tremebundo cuando calificó a los escolásticos de "langostas, gusanos, ranas, piojos". Para Lutero, "el doblemente execrable Aristóteles" era "ciertamente un diablo, un espantoso calumniador, un perverso sicofante, un príncipe de las tinieblas, una bestia, el más horrible de los impostores de la humanidad, un mentiroso público y confeso, un chivo, un perfecto epicúreo...".
Epítetos menos gruesos pero igualmente severos continuaron resonando durante siglos, mientras gente como Galileo, Kepler y Newton, sin retórica, pero con sólido trabajo teórico, demolía la física aristotélica, con su geocentrismo, sus "lugares naturales" y sus "cualidades". Pero el hecho es que si Aristóteles había tenido vigencia por unos dos mil años, desde el siglo IV a.C. hasta el XV de nuestra era, no era sólo porque alguna autoridad había querido imponerlo, sino porque no se conocía nada mejor.
Aristóteles seguía dándoles trabajo a los románticos, cuando Víctor Hugo rompió con esas "unidades" que el griego había establecido para el teatro y otros habían convertido en dogmas. Desde entonces, se escribieron "dramas" que mezclaban tragedia y comedia, la acción dejó de desarrollarse siempre en el mismo lugar y pudo saltar de un tiempo a otro.
Luego les tocó el turno a Darwin y Freud, que vinieron a minar esa racionalidad que el griego le atribuía al hombre. La última disciplina aristotélica en resistir fue la lógica, que recién fue superada por Frege en el siglo XX.
La leyenda negra de Aristóteles ya estaba consolidada. Hace apenas unas décadas, el biólogo J.D. Bernal la resumía en un libro muy leído, La ciencia en la historia, de 1964. Para Bernal, que solía ser más indulgente con los crímenes de Stalin que con los errores de los filósofos, "Petrus Ramus tenía razón (...) La historia de la ciencia es la historia del derrocamiento de Aristóteles". Bernal llegaba al punto de responsabilizar al griego por la muerte de Giordano Bruno y la condena de Galileo.
Como si alguien tuviera que responder por las tergiversaciones que pudieran sufrir sus escritos dos mil años después. Hay muy pocos libros capaces de sobrevivir siquiera una centésima parte de ese tiempo, y si llevó tanto tiempo superar a Aristóteles, mayor es el respeto que merece el esfuerzo que insumió construir su sistema.

ARISTOTELES Y LA CIENCIA

Una de las razones por las cuales el pensamiento aristotélico ofrecía tanta resistencia es porque fue el que más contribuyó a conformar la cultura occidental, desde la política hasta la teoría literaria. Quizá su mayor legado sea su actitud realista, empirista y racional.
Imaginar que Aristóteles hubiese podido tener una cosmología y una física más "modernas" no pasa de ser un anacronismo. Pensemos que su vocación era la biología pero se desempeñaba como rector de una universidad donde se cultivaban toda clase de disciplinas.
A ningún rector de hoy se le pide que sea autoridad intelectual en todas las facultades, aunque Aristóteles estuvo cerca. Hay que recordar que en su época no había instrumentos de medición, telescopios ni laboratorios químicos, y que la matemática griega estaba atada a un sistema numérico que le impedía crecer.
El geocentrismo y el sistema de las esferas planetarias ya los había impuesto la Academia de Platón. Aristóteles estimó erróneamente el diámetro de la Tierra, pero su error sirvió para que Colón se largara al océano. El propio Aristarco, que un siglo más tarde planteó el primer sistema heliocéntrico y se adelantó a los modernos, se había formado con Estratón, un director del Liceo.
No sería difícil hacer una lista de los errores de Aristóteles. Pero sólo es lícito hablar de "error" cuando quien lo comete no está en condiciones de acceder a la verdad. Los "errores" de Aristóteles se dieron cuando no supo innovar o trascender las "evidencias" de su tiempo.
No puso en duda la generación espontánea, consideró inferior a la mujer y llegó a afirmar que se era esclavo por naturaleza. Pero no dejó de observar que "el día que la lanzadera tejiera sola (...) no harían falta esclavos". Claro que al fin llegaron las máquinas, y a la luz de lo que es el mundo actual se diría que aquí también se equivocó. Pero no fue el único.
El epistemólogo Robin Dunbar, para nada indulgente, se atrevió a decir que "los logros científicos de Aristóteles probablemente no tengan equivalente en la historia del pensamiento humano" (El miedo a la ciencia, 1995). Por supuesto, el mérito le cabe a la comunidad del Liceo, pues era común que se atribuyera al maestro la autoría de todos los apuntes de clases y seminarios.
Dunbar se tomó el trabajo de revisar las tesis del griego en todas las áreas de la biología, a la luz de lo que hoy sabemos. Encontró que la mayoría de los errores son aquellos que Aristóteles tomó de otros autores. Pero en los temas que estaba a su alcance resolver mediante la observación directa, fuera propia o de sus colaboradores, Dunbar encontró una relación de 32 aciertos contra dos errores.
Mucho antes de Newton, Aristóteles estudió cómo se producía un arco iris haciendo pasar la luz por un rocío de gotitas de agua. Como anatomista fue el primero en describir la trompa de Eustaquio. El erizo de mar tiene un órgano llamado "linterna de Aristóteles". Su biología marina, basada en la sistemática observación del contenido de las redes de pesca, sigue siendo notable.
También escribió sobre la organización social de las abejas y observó cómo recogían el néctar. Determinó que los delfines eran mamíferos y que las hienas no eran hermafroditas. Describió a un raro tiburón vivíparo y la regeneración de los reptiles más de dos mil años antes de que los reconociera la biología moderna.
Milenios antes de que Harvey volviera a interesarse en hacerlo, observó el desarrollo del embrión de pollo y determinó que la yema no era el embrión, sino una reserva de alimento. También fue el primero en señalar que el feto de los mamíferos se alimenta por el cordón umbilical.
Su discípulo Teofrasto, que lo sucedió en la dirección del Liceo, fue el fundador de la botánica. Entre otras cosas, estudió el sexo de las plantas, milenios antes que Linneo. Su clasificación de los vegetales en árboles, arbustos, matas y hierbas es mucho más racional que otras que se usaron antes del siglo XVII.
Mucho se ha ironizado con su concepto aristotélico de "entelequia", que los vitalistas quisieron rescatar a principios del siglo pasado. Sin embargo, en la concepción aristotélica la "entelequia" era una "forma" que dirigía el crecimiento de un animal o una planta, organizando una "materia" viviente. Si hace décadas parecía algo mitológico, hoy diríamos que se parece bastante a lo que entendemos por "genoma".
Para disipar de una buena vez la caricatura del Aristóteles dogmático, hay que recordar lo que dijo en su Generación de los Animales: "hay que darle más crédito a la prueba directa de los sentidos que a las teorías". Y en el tratado Sobre el cielo proclamó que "cuando alguien encuentre pruebas más exactas, tendremos que agradecérselo".
Nuestra clase dirigente, que supo tener un discurso kantiano cuando hablaba de "trascendental" y "antinomia" e "imperativo", parece haber vuelto a poner de moda los conceptos aristotélicos. Se ensalza a la "democracia", se execran la "oligarquía" y la "tiranía" y en cualquier momento se empieza a hablar del "justo medio" o de la "tercera posición". Son términos impuestos por Aristóteles, que era más republicano que democrático. Monarquía era el gobierno de uno, oligarquía de pocos (los ricos) y la república era para todos. Nadie, salvo los totalitarios, ha pensado en superarlo. Pero casi nadie se da cuenta de que tanto el cronista de espectáculos que habla de "catarsis" como el periodista que escribe "una golondrina no hace verano" están citando a Aristóteles.
No es poco.

Por Pablo Capanna
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