martes, 2 de octubre de 2007

Reflexion estetica

Seminario de Fotografía, Rostro y Retrato
26 y 27 de septiembre de 2007


La inconmensurable fuerza de la imagen es un hecho.
El impacto, el golpe sensorial de las formas y las figuras no sólo es ineludible, sino profundamente significativo.
La vista, la acción de ver, es quizás, uno de los sentidos de mayor importancia, o al menos así lo sostiene una larga tradición empirista, debido a la dimensión gnoseológica que de ella se desprende.
Imagen, representación, lenguaje, conocimiento… son nociones que poseen en sí mismas la posibilidad de una reflexión hacia una multiplicidad de perspectivas; en este caso, en relación a la fotografía.


Desde el retratado, o el observador:


La palabra estética, se corresponde en su significado primitivo, con “aquello que se percibe a través de la sensación”. Siguiendo esta línea, el campo propio de la estética sería la realidad y no el arte, la naturaleza corpórea, material.
Sin embargo, si bien lo estético se inicia en lo corpóreo, en lo sensorial, la experiencia artística posee una dimensión que no finaliza en este nivel perceptivo.
En ese sentido me parece que se establece una relación curiosa con el retrato.
La experiencia de verse retratado, fotografiado, es una experiencia singular, y en cierta medida conflictiva, puesto que se pone de manifiesto la siguiente dualidad en cuanto a la identidad:

-por un lado, se percibe al yo como realidad material, un yo que es accesible a si mismo y a los otros, capaz de percibir y de ser percibido.

-por otro, la idea del yo, la conciencia del yo, en cuanto a que es poseedor de un cuerpo, pero es mucho más que un cuerpo. (es un ser pensante, reflexivo…)

De esta manera la experiencia del retratado lo enfrenta con esta bivalencia que lo mantiene en una tensión constante. La experiencia que tiene de si mismo, es en este sentido, más ajena que la experiencia que tiene de los otros.

Benjamín

Con respecto al retrato, me gusta la idea que sobre él esboza Benjamín.
El autor dice que el valor cultual, que posee el retrato tiene su último refugio en el culto al recuerdo de los seres queridos, lejanos, o desaparecidos…
De la importancia y la necesidad del recuerdo, se desprende la idea de una cierta autenticidad que la fotografía supone.
El aquí y el ahora de la imagen tomada, su existencia irrepetible en el lugar dónde se encuentra es lo que produce esta autenticidad
La fotografía es vista entonces como un fenómeno, como una vivencia misteriosa en la que con un aparato es posible producir una imagen del mundo tan veraz como la de la naturaleza misma.
De aquí obtenemos entonces una definición de la verdad como correspondencia, esto es, que un hecho, un suceso es verdadero si y sólo si es el caso que dicho suceso se corresponde con la verdad fáctica.
Es posible pensar quizás que esta idea, (o deseo) de isomorfismo entre imagen y realidad es un anhelo o consuelo contra la contingencia:

La posibilidad (ficcional o no) de la aprehensión de una imagen, captada de ahora y para siempre, es bastante seductora, quizás porque pretende de alguna manera, la aprehensión del tiempo y del espacio en un momento ínfimo.

Es recorte particular de una situación; de una imagen; de un rostro; de un segundo que parece ser propio, y que baila en la tensión del momento que fue y del que inmediatamente esta por ser.
La suspensión del acontecer, y la obtención material de esta suspensión, es, indudablemente, igual a un tesoro.

Sin embargo, esta idea recibe agudas críticas, puesto que es ingenuo sostener que no existe en la situación más elementos que el retractor, la cámara y el retratado.

Universos incognoscibles se solapan en tal encuentro.
Ambos personajes están atravesados por una situación espacio-temporal, histórica, social, biográfica, ideológica…
Si bien existen elementos que son inmodificables para el fotógrafo, existen importantes variables que están a su disposición y que puede manejar a voluntad.
El retratado no encierra tampoco una pasividad absoluta, puesto que posee una identidad: el testimonio mudo de una vida que ocupa u ocupó un espacio y un tiempo.
Existe también un tercer sujeto, el observador. No se trata de un individuo pasivo, puesto que la imagen que lo golpea repercute en sí mismo con una resonancia particular, lo que permite quizás un cierre a esta relación triádica y dialéctica.
El espectador se siente, dice Benjamin “irresistiblemente forzado a buscar en la fotografía la chispita minúscula del azar, del aquí y del ahora con que la realidad ha chamuscado su carácter de imagen…”


por Susana I. Herrero

suziherrero@gmail.com

6 comentarios:

Leandro M. García Perez dijo...

"La inconmensurable fuerza de la imagen es un hecho.
El impacto, el golpe sensorial de las formas y las figuras no sólo es ineludible, sino profundamente significativo."

Y eso q no te cuento lo que siento cuando te veo...


atte. tu voyeur.

Suspirito... dijo...

Que lindo Su!

que terrible impacto una fotografia! A mi me arma unos revuelos!
Y me encanta como me hacen soñar con los ojos abiertos!

Tomar una fotografía es tomar parte de algo otro, es participar en otro, estar con otro, es ver el cambio, traer cosas hacia nosotros...
Nos trae incluso perfumes y sonidos...

Si, si, creo que son el medio multiperceptivo por excelencia.

Pone ese instante capturado en nuestras manos... irrepetiblemente.

Suspirito... dijo...

parece que vas a tener que subir una foto tuya Su

Unknown dijo...

esta bueno el texto mocha...me sumo al pedido de publicacion de foto tuya...vos tenes valor cultual y expositivo al mismo tiempo

"la vista es el sentido que mejor conoce" (aristoteles, que encima nunca conocio a susy)

x.S.x dijo...

Intereseante reflexión, como bien preescribis, la imagen es algo que no solo nos golpea, sino que también nos lleva a un campo infinito de recuerdos, anécdotas, vivencias pasadas, momentos, instantes,situaciones,angustias,nostalgias,lejanía,etc.Sin embargo cabe aclarar,obviamente, que todo estos estados y disposiciones del alma no son exactamente igual a los auténticos, a los vividos en ese momento.
Pienso que las imágenes de las fotografías tiene múltiples funciones, entre ellas como todos sabemos,INTENTAR hacernos re-vivir momentos y situaciones pasadas de la manera mas cercana y fiel posible,eso es lo que (al menos yo)destaco de la fotografía,ya que me considero una parsona sumamente nostalgiosa y melancólica del tiempo.
Y sumaria a esta búsqueda de instantes vividos a la MUSICA, mi fiel compañera.Creo que nada me causa tanto placer que contemplar una imagen significativa en mi mundo mientras me dejo llevar por un torrente arrebasador de sentimientos provocados por una buena cancion, a saber... que vivió ese instante junto a ami.

Saludos para todos.



Santiago-

Anónimo dijo...

si Susy, todo el mundo quiere tus fotos.

cuando quieras, tienes las puertas de la mansion abiertas.